Historia– José Martínez Martínez, natural de Cudillero, hizo fortuna en Cuba y mandó construir esta casa en 1877. Al morir sin descendencia, la casa pasó a manos de su hermano, quien tuvo un hijo con una de las sirvientas del indiano y acabó por venderla a su actual propietaria.A finales del siglo XIX, alguien volvió a Cudillero. Del otro lado del mar nos trajo anécdotas del nuevo mundo y con la riqueza conseguida y la nostalgia amasada, construyó con orgullo un refugio en la costa de la Asturias de su alma.

El edificio antes de su rehabilitación se encontraba en un estado de ruina total, solamente se pudieron conservar las cuatro fachadas que incluso hubo que reconstruir en algunas zonas.

Las estancias comunes, como el salón principal con chimenea y biblioteca o el comedor de desayunos que se transforma en sala de reuniones, de juegos o de lectura. El nuevo salón de verano, es una galería totalmente acristalada  y se transforma también en sala de reuniones para pequeñas empresas. En el exterior, el aire mantiene la frescura de antaño. La terraza jardín se deja envolver en la fragancia de los árboles centenarios que desprenden de su memoria la historia de los hermosos paisajes que les rodean.